Los recubrimientos por pulverización térmica, también conocidos como pulverización térmica o metalización por pulverización, son un grupo de procesos de revestimiento de superficies que se utilizan para aplicar revestimientos protectores o funcionales sobre diversos sustratos. Estos recubrimientos se crean calentando e impulsando un material de alimentación, como polvo o alambre, sobre la superficie del sustrato, donde forma un recubrimiento al impactar.
El proceso de pulverización térmica implica los siguientes pasos clave:
Preparación: La superficie del sustrato se prepara limpiando, raspando y, a veces, aplicando una capa adhesiva o una capa de imprimación para mejorar la adhesión entre el recubrimiento y el sustrato.
Selección de material de materia prima: Se pueden utilizar diferentes tipos de materiales de materia prima en la pulverización térmica, incluidos metales, aleaciones, cerámicas, compuestos y polímeros. La elección del material depende de las propiedades de recubrimiento deseadas y de los requisitos de aplicación.
Calentamiento: el material de materia prima se calienta hasta un estado fundido o semifundido utilizando diversas fuentes de calor, como llamas de combustión, arcos de plasma o arcos eléctricos. La fuente de calor funde o ablanda las partículas de materia prima para el proceso de recubrimiento.
Propulsión: Las partículas de materia prima fundidas o semifundidas se impulsan hacia el sustrato mediante una pistola o boquilla rociadora. Esto se puede lograr mediante una combinación de aire comprimido, gas u otros gases, según el proceso de pulverización térmica específico.
Impacto y unión: cuando las partículas de materia prima alcanzan la superficie del sustrato, se solidifican y se unen, formando una capa de recubrimiento. La velocidad de impacto y la energía de las partículas ayudan a asegurar una buena adhesión entre el recubrimiento y el sustrato.
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